Hay determinados días que tenemos
siempre tachados en el calendario. El día del cumpleaños de nuestra madre, el
día que los jefes nos han dado 'luz verde' para coger las vacaciones de verano
y, por supuesto, los días de entre semana que no tenemos que ir a trabajar.
Esos benditos festivos en los que nos da igual que sean las siete de la mañana,
porque no tenemos que madrugar. Uno de ellos es el 1 de noviembre, el primer
festivo tras cruzar el ecuador de los días libres de 2018. Noviembre es el
penúltimo mes del año y el penúltimo con días de fiesta nacionales —aunque en
Madrid también es fiesta el 9 de noviembre, Día de la Almudena—: en diciembre
se concentran las tres últimas fiestas del año, con los días 6 y 8 de diciembre,
y el día de Navidad.
¿Pero qué se celebra este primer
día de noviembre?
Como ocurre con la mayor parte de las celebraciones en
España, el 1 de noviembre, Día de Todos los Santos, es una fiesta eminentemente
religiosa. No solo en España sino en la mayor parte de países de tradición
cristiana, el primero de noviembre es un día en el que se homenajea a los
santos, conocidos y desconocidos.
La proclamación de la fiesta de
Todos los Santos procede del papa Gregorio IV, quien en el año 835 dio
instrucciones para ello en tiempos de Luis, el Piadoso. Si bien no hay una
historia firme sobre el origen de la festividad del 1 de noviembre, se cree que
el papa Gregorio IV escogió este día porque coincidía con una de las
festividades de los pueblos germanos y durante estos años, el objetivo de la
Iglesia era ir eliminando todas las celebraciones paganas.
Una de las dudas que surgen en un
día como este es a quién se puede considerar santo. Quizás pueda creerse que
santo es algo mucho más importante de lo que es, pero según la Iglesia
católica, para ser santo solo hay que hacer una cosa: "participar de la
santidad de Dios". En este sentido, Peter Kreeft, profesor de Filosofía centrado
en filosofía católica, asegura que ser santo "no es gente rara ni
excepcional". "Los santos son el modelo operativo estándar para los
seres humanos", indica. De hecho, siendo más concretos, afirma que en el
sentido bíblico de la palabra "todos los creyentes son santos".
Aunque fue Gregorio IV el que
extendió esta festividad, fue incluso antes cuando se empezó a celebrar, a raíz
de la Gran Persecución, como se conoce a la persecución de Diocleciano, una de
las últimas persecuciones de cristianos en el Imperio romano. En esta fecha es
común acudir a los cementerios para visitar las tumbas de los seres queridos
que han fallecido.
Día de Difuntos
Es importante tener en cuenta que
el Día de Todos los Santos no es lo mismo que el Día de Fieles Difuntos,
también conocido como Día de los Muertos o de las Ánimas. Este se celebra el
día 2 de noviembre y su objetivo es orar por los fieles que ya no siguen en la
vida terrenal. Durante esta jornada se celebran las denominadas misas de
réquiem, es decir, un ruego por el alma de los muertos, a no ser que el día 2
de noviembre caiga en domingo, en cuyo caso no se pueden celebrar este tipo de
ceremonias.
México es el lugar por excelencia
del homenaje a los muertos. El Día de Difuntos en suelo mexicano es una
tradición prehispánica que procede de la costumbre de guardar los cráneos de
los muertos como trofoeos. La tradición dice que los muertos van llegando cada
doce horas entre el 28 de octubre y el 2 de noviembre, siempre en orden:
primero los que fallecieron por causas trágicas (accidentes, por ejemplo);
después lo hacen los ahogados; los dos últimos días del mes comienzan a llegar
las almas de los que se encuentran en el limboi, niños no bautizados, olvidados
o sin familia, y por último, los días 1 y 2 de noviembre, cuando llegan primero
los niños muertos y después, los adultos.
La historia de los difuntos en
México está muy relacionada con la figura de 'La Catrina', la eterna caricatura
mexicana que simboliza a la muerte con una figura femenina cuyo nombre original
fue 'La calavera garbancera'. Si bien el padre de 'La Catrina' original fue
José Guadalupe Posada, se atribuyen los tradicionales esqueletos femeninos,
cargados de flores y colores, a Diego Rivera, el conocido muralista que se casó
en dos ocasiones con Frida Kahlo.