ORACIÓN DE LA NOCHE BUENA


Hoy, Nochebuena, tenemos, de manera especial y como centro de nuestra familia a Jesucristo, nuestro Señor.

Vamos a encender un cirio en medio de la mesa para que ese cirio nos haga pensar en Jesús y vamos a darle gracias a Dios por habernos enviado a su Hijo Jesucristo.

Gracias Padre, que nos amaste tanto que nos diste a tu Hijo.
Señor, te damos gracias.

Gracias Jesús por haberte hecho niño para salvarnos.
Señor, te damos gracias.

Gracias Jesús, por haber traído al mundo el amor de Dios.
Señor, te damos gracias.



Señor Jesús, Tú veniste a decirnos que Dios nos ama y que nosotros debemos amar a los demás,
Señor, te damos gracias.

Señor Jesús, Tú veniste a decirnos que da más alegría el dar que el recibir,
Señor, te damos gracias.

Señor Jesús, Tú veniste a decirnos que lo que hacemos a los demás te lo hacemos a Ti.
Señor, te damos gracias.

Gracias María, por haber aceptado ser la Madre de Jesús.
María, te damos gracias.

Gracias San José, por cuidar de Jesús y María.
San José, te damos gracias.

Gracias Padre por esta Noche de Paz, Noche de Amor, que Tú nos has dado al darnos a tu Hijo, te pedimos que nos bendigas, que bendigas estos alimentos que dados por tu bondad vamos a tomar, y bendigas las manos que los prepararon, por Cristo Nuestro Señor.

Amén







ORACIÓN PARA LA CENA DE NAVIDAD


Gracias Padre, que nos amaste tanto que nos diste a tu Hijo.
Señor, te damos gracias.

Gracias Jesús por haberte hecho niño para salvarnos.
Señor, te damos gracias.

Gracias Jesús, por haber traído al mundo el amor de Dios.
Señor, te damos gracias.

Señor Jesús, Tú viniste a decirnos que Dios nos ama y que nosotros debemos amar a los demás.
Señor, te damos gracias.


Señor Jesús, Tú viniste a decirnos que da más alegría el dar que el recibir,
Señor, te damos gracias.

Señor Jesús, Tú viniste a decirnos que lo que hacemos a los demás te lo hacemos a Ti.
Señor, te damos gracias.

Gracias María, por haber aceptado ser la Madre de Jesús.
María, te damos gracias.

Gracias San José, por cuidar de Jesús y María.
San José, te damos gracias.

Gracias Padre por esta Noche de Paz, Noche de Amor, que Tú nos has dado al darnos a tu Hijo, te pedimos que nos bendigas, que bendigas estos alimentos que dados por tu bondad vamos a tomar, y bendigas las manos que los prepararon, por Cristo Nuestro Señor,

Amén.





ORACIÓN DE PROTECCIÓN PARA MIS HERMANOS


Gracias Señor por darme estos hermanos tan especiales, cada uno es diferente y único porque así te plació crearlos y traerlos con un propósito hermoso a esta tierra llena de tus bondades.

Señor, amo mucho a mis hermanos, te ruego que bendigas a cada uno y les des tu protección,
provee todo lo que necesitan conforme a tus riquezas, llena sus corazones de alegría, de gratitud y mucho amor.

Señor, te ruego que nos ayudes a relacionarnos con palabras que den vida y bendición, con actitudes que impacten positivamente nuestros corazones, que sean una fuente de aliento y nos edifiquen.



Perdónanos a mis hermanos y a mí, Dios mío, cuando no hemos estado unidos, me arrepiento de mis propias faltas en palabras, actitudes, hechos que han herido la buena relación entre nosotros.

Te suplico que nos renueves con lazos de amor, que veamos en ti el refugio que necesitamos y nos ayudemos unos a otros. 

Gracias Señor por tu Palabra al decir que bueno y agradable es que los hermanos estén en armonía porque allí envías bendición y vida eterna.

Que siempre tengamos tu Palabra grabada en nuestras mentes y sellada en nuestros corazones.

Amén.








TE DESEO TIEMPO


No te deseo un regalo cualquiera.

Te deseo aquello que la mayoría no tiene:
Te deseo tiempo, para reír y divertirte.
Si lo usas adecuadamente, podrás obtener de él lo que quieras.

Te deseo tiempo para tu quehacer y tú pensar no sólo para ti mismo,
sino también para dedicárselo a los demás.

Te deseo tiempo, no para apurarte y andar con prisas,
sino para que siempre estés contento.



Te deseo tiempo, no sólo para que transcurra,
sino para que te quede:

tiempo para asombrarte y tiempo para tener confianza
y no sólo para que lo veas en el reloj.

Te deseo tiempo para que toques las estrellas
y tiempo para crecer, para madurar. Para ser tú.

Te deseo tiempo, para tener esperanza otra vez y para amar,
no tiene sentido añorar.

Te deseo tiempo para que te encuentres contigo mismo,
para vivir cada día, cada hora, cada minuto como un regalo.


También te deseo tiempo para perdonar y aceptar.

Te deseo de corazón que tengas tiempo,
tiempo para la Vida y para tu Vida.







ESTE JUEVES Y VIERNES OCURRIRÁ LA LLUVIA DE ESTRELLAS MAS INTENSA DEL AÑO


Este jueves y viernes ocurrirá la lluvia de estrellas más intensa del año.

Cd. de México.- La lluvia de estrellas Gemínidas, considerada la más fuerte del año, engalanará el cielo nocturno los días jueves y viernes próximos, en uno de los últimos eventos astronómicos del año.

Esta lluvia de estrellas cuyo origen no es un cometa, sino el objeto 3200 Faetón, es la única lluvia importante que tiene una buena actividad de meteoros antes de la medianoche.

El pico se debe a que la constelación de Géminis se encuentra bien ubicada desde las 22:00 horas en adelante, indicó la Sociedad Americana de Meteoros.



De acuerdo con los investigadores, se trata de un asteroide que se acerca demasiado al Sol, a tal grado que el calor solar quema los residuos polvorosos que cubren su superficie de roca, esto podría formar una especie de cola de grava.

De 2009 a 2012, la sonda espacial STEREO de la NASA realizó una serie de observaciones en las que halló una pequeña cola que sobresalía por detrás de la roca, informó la agencia espacial estadunidense en su página de Internet.

“La cola brinda evidencia irrefutable de que Faetón eyecta polvo”, detalló el astrónomo de la Universidad de California, Los Ángeles (UCLA), David Jewitt, quien, junto con su equipo de trabajo, piensa que el polvo es lanzado por la fractura térmica de la corteza del asteroide.


La Administración Nacional de la Aeronáutica y del Espacio (NASA, por sus siglas en inglés) refirió que el hecho de que 3200 Faetón genera una cola, aunque sea pequeña, da confianza a los científicos de que las Gemínidas provienen de este objeto.

La lluvia de meteoros de las Gemínidas se podrá observar en la mayor parte del mundo, no obstante, se verá mejor en el hemisferio norte, con el cielo oscuro y despejado.




HISTORIA DE LA APARICIÓN DE LA VIRGEN DE GUADALUPE

Diez años después de la conquista de México, el día 9 de diciembre de 1531, Juan Diego iba rumbo al Convento de Tlaltelolco para oír misa. Al amanecer llegó al pie del Tepeyac. De repente oyó música que parecía el gorjeo de miles de pájaros. Muy sorprendido se paró, alzó su vista a la cima del cerro y vio que estaba iluminado con una luz extraña. Cesó la música y en seguida oyó una dulce voz procedente de lo alto de la colina, llamándole: "Juanito; querido Juan Dieguito"

Juan subió presurosamente y al llegar a la cumbre vio a la Santísima Virgen María en medio de un arco iris, ataviada con esplendor celestial. Su hermosura y mirada bondadosa llenaron su corazón de gozo infinito mientras escuchó las palabras tiernas que ella le dirigió a él. Ella habló en azteca. Le dijo que ella era la Inmaculada Virgen María, Madre del Verdadero Dios. Le reveló cómo era su deseo más vehemente tener un templo allá en el llano donde, como madre piadosa, mostraría todo su amor y misericordia a él y a los suyos y a cuantos solicitaren su amparo. "Y para realizar lo que mi clemencia pretende, irás a la casa del Obispo de México y le dirás que yo te envío a manifestarle lo que mucho deseo; que aquí en el llano me edifique un templo. 



Le contarás cuanto has visto y admirado, y lo que has oído. Ten por seguro que le agradeceré bien y lo pagaré, porque te haré feliz y merecerás que yo te recompense el trabajo y fatiga con que vas a procurar lo que te encomiendo. Ya has oído mi mandato, hijo mío, el más pequeño: anda y pon todo tu esfuerzo".

Juan se inclinó ante ella y le dijo: "Señora mía: ya voy a cumplir tu mandato; me despido de ti, yo, tu humilde siervo".

Cuando Juan llegó a la casa del Obispo Zumárraga y fue llevado a su presencia, le dijo todo lo que la Madre de Dios le había dicho. Pero el Obispo parecía dudar de sus palabras, pidiéndole volver otro día para escucharle más despacio.

Ese mismo día regresó a la cumbre de la colina y encontró a la Santísima Virgen que le estaba esperando. Con lágrimas de tristeza le contó cómo había fracasado su empresa. Ella le pidió volver a ver al Sr. Obispo el día siguiente. Juan Diego cumplió con el mandato de la Santísima Virgen. Esta vez tuvo mejor éxito; el Sr. Obispo pidió una señal.

Juan regresó a la colina, dio el recado a María Santísima y ella prometió darle una señal al siguiente día en la mañana. Pero Juan Diego no podía cumplir este encargo porque un tío suyo, llamado Juan Bernardino había enfermado gravemente.



Dos días más tarde, el día doce de diciembre, Juan Bernardino estaba moribundo y Juan Diego se apresuró a traerle un sacerdote de Tlaltelolco. Llegó a la ladera del cerro y optó ir por el lado oriente para evitar que la Virgen Santísima le viera pasar. Primero quería atender a su tío. Con grande sorpresa la vio bajar y salir a su encuentro. Juan le dio su disculpa por no haber venido el día anterior. Después de oír las palabras de Juan Diego, ella le respondió: "Oye y ten entendido, hijo mío el más pequeño, que es nada lo que te asusta y aflige. No se turbe tu corazón, no temas esa ni ninguna otra enfermedad o angustia. ¿Acaso no estoy aquí yo, que soy tu madre? ¿No estás bajo mi sombra? ¿No soy tu salud? ¿Qué más te falta? No te aflija la enfermedad de tu tío, que no morirá ahora de ella; está seguro de que ya sanó".

Cuando Juan Diego oyó estas palabras se sintió contento. Le rogó que le despachara a ver al Señor Obispo para llevarle alguna señal y prueba a fin de que le creyera. Ella le dijo:
"Sube, hijo mío el más pequeño, a la cumbre donde me viste y te di órdenes, hallarás que hay diferentes flores; córtalas, recógelas y en seguida baja y tráelas a mi presencia".



Juan Diego subió y cuando llegó a la cumbre, se asombró mucho de que hubieran brotado tan hermosas flores. En sus corolas fragantes, el rocío de la noche semejaba perlas preciosas. Presto empezó a córtalas, las echó en su regazo y las llevó ante la Virgen. Ella tomó las flores en sus manos, las arregló en la tilma y dijo: "Hijo mío el más pequeño, aquí tienes la señal que debes llevar al Señor Obispo. Le dirás en mi nombre que vea en ella mi voluntad y que él tiene que cumplirla. Tú eres mi embajador muy digno de confianza. Rigurosamente te ordeno que sólo delante del Obispo despliegues tu tilma y descubras lo que llevas".

Cuando Juan Diego estuvo ante el Obispo Fray Juan de Zumárraga, y le contó los detalles de la cuarta aparición de la Santísima Virgen, abrió su tilma para mostrarle las flores, las cuales cayeron al suelo. En este instante, ante la inmensa sorpresa del Señor Obispo y sus compañeros, apareció la imagen de la Santísima Virgen María maravillosamente pintada con los más hermosos colores sobre la burda tela de su manto.







ORACIÓN A LA VIRGEN SANTÍSIMA DE GUADALUPE


Virgen Santísima de Guadalupe, Madre de Dios, Señora y Madre nuestra. Venos aquí postrados ante tu santa imagen, que nos dejaste estampada en la tilma de Juan Diego, como prenda de amor, bondad y misericordia. 

Aún siguen resonando las palabras que dijiste a Juan con inefable ternura: "Hijo mío queridísimo, Juan a quien amo como a un pequeñito y delicado," cuando radiante de hermosura te presentaste ante su vista en el cerro del Tepeyac.



Haz que merezcamos oír en el fondo del alma esas mismas palabras. Sí, eres nuestra Madre; la Madre de Dios es nuestra Madre, la más tierna, la más compasiva. 

Y para ser nuestra Madre y cobijarnos bajo el manto de tu protección te quedaste en tu imagen de Guadalupe.

Virgen Santísima de Guadalupe, muestra que eres nuestra Madre. Defiéndenos en las tentaciones, consuélanos en las tristezas, y ayúdanos en todas nuestras necesidades.

En los peligros, en las enfermedades, en las persecuciones, en las amarguras, en los abandonos, en la hora de nuestra muerte, míranos con ojos compasivos y no te separes jamás de nosotros.


Amén



LAS HUELLAS DORADAS. Cuento de Jorge Bucay


Se acercaban las fiestas de fin de año. Épocas de balance de introspección. Tiempos donde mirar atrás es lo cotidiano y no lo ocasional.
Martín lo sabía, lo respiraba, lo sentía. Durante los últimos veinte años, antes de Navidad se preguntaba si había valido la pena.

Él había vivido gran parte de su vida con intensidad y gozo, su intuición lo había guiado cuando su inteligencia fallaba en mostrarle el mejor camino.

Casi todo el tiempo se había sentido en paz y feliz. Y sin embargo, cada fin de año ensombrecía su ánimo aquella sensación de haber dedicado demasiadas horas al día a sí mismo. (…) No obstante, Martín hacía todo lo posible por no dañar a los demás, especialmente a aquellos que estaban más cerca, a quienes ubicaba en el mundo de sus afectos. (…)



Veía a la gente hablando sobre las fiestas, a sus amigos y familia consultándose dónde las pasarían, a quién invitarían, con quién tendría deseos de encontrarse. Y, por alguna razón, él no se sentía incluido, no se juzgaba mercedor, no era como ellos. Todos parecían tan preocupados por los demás…

Tenía que tomarse un tiempo para reflexionar sobre su presente y sobre su futuro. Martín puso unas pocas cosas en la mochila y partió en dirección al monte. (…)

– Por una moneda te alquilo el catalejo.
Era la voz de un viejo que apareció desde la nada con un pequeño telescopio plegable entre sus manos y que ahora se lo ofrecía con una mano, mientras con la otra, tendida hacia arriba, reclamaba su moneda. Martín encontró en su bolsillo la moneda buscada y se la alcanzó al viejo, que desplegó el catalejo y se lo dio. Después de mirar durante un rato consiguió ubicar su barrio, la plaza y hasta la escuela frente a ella. Algo le llamó la atención. Un punto dorado brillaba intensamente en el patio del antiguo edificio. Martín separó sus ojos de la lente, parpadeó varias veces y volvió a mirar. El punto dorado seguía allí.



– ¡Qué raro! – exclamó Martín sin darse cuenta de que hablaba en voz alta.

– ¿Qué es lo raro? – preguntó el viejo.

– El punto brillante – contestó -. Ahí, en el patio de la escuela. Es demasiado temprano para armar el árbol de Navidad.

Martín tendió el telescopio al viejo para que viera lo que él veía.

– Son huellas – dijo el anciano.

– ¿Qué huellas? – preguntó Martín.

– Tuyas – dijo el anciano-. ¿Te acuerdas de aquel día…? Debías de tener siete años. Tu amigo de la infancia, Antonio, lloraba desconsolado en el patio de la escuela. Su madre le había dado unas monedas para comprar un lápiz para el primer día de clase. ¿Recuerdas? Él había perdido el dinero y lloraba a mares.



Martín buscó infructuosamente en su memoria. El viejo, después de una pausa, siguió.

– ¿Te acuerdas de lo que hiciste? Tú tenías un lápiz nuevo que ibas a estrenar aquel día. Pero te acercaste al portón de entrada y, cerrando la puerta sobre el trozo de madera, cortaste el lápiz en dos partes iguales. Luego le sacaste punta a la mitad cortada y le diste el medio lápiz nuevo a Antonio.

– No me acordaba – dijo Martín-. Pero eso, ¿qué tiene que ver con el punto brillante?

– Antonio nunca olvidó aquel gesto, y ese recuerdo se volvió importante en su vida.

– ¿Y?

– Hay acciones en la vida de uno que dejan huellas en la vida de otros – explico el viejo. Las acciones que contribuyen a la felicidad de los demás quedan marcadas como huellas doradas…

Martín volvió a mirar por el telescopio y vio otro punto brillante en la acera, a la salida del colegio.

– Ese fue el día que saliste a defender a Pancho, ¿te acuerdas? Volviste a casa con un ojo morado y un bolsillo de guardapolvo arrancado.

– Ese que está ahí, en el centro – siguió el viejo – es el trabajo que le conseguiste a don Pedro cuando lo despidieron de la fábrica… Y el otro, el de la derecha, es la huella de aquella vez que reuniste el dinero que hacía falta para la operación del hijo de Ramírez. Las huellas que salen a la izquierda son de cuando interrumpiste tu viaje porque la madre de tu amigo Juan había muerto y querías estar con él.


Martín apartó la vista del telescopio y, sin necesidad de él, empezó a ver como aparecían miles de puntos dorados desparramados por toda la ciudad. Al terminar de ocultarse el sol, el pueblo parecía iluminado por huellas doradas, que parecían muchas más porque las lágrimas que caían de sus ojos multiplicaban hasta el infinito las luces del pueblo.

Martín dio las gracias al viejo y volvió al pueblo. Este año, la fiesta iba a ser en su casa. Había muchos amigos a quienes querían volver a ver. Sobre todo, a aquellos que habían dejado huella en su vida.

Autor: Jorge Bucay



ORACIÓN - SEÑOR AYÚDAME CUANDO ESTOY PREOCUPADO


Señor, tú eres bueno, por siempre eres fiel.

Te agradezco por darme tu amor que me abraza en medio de mi angustia.
Escúchame Señor, ayúdame en estos momentos cuando estoy tan preocupado y necesito de ti, sé tú mi pronto auxilio y mi ayuda.

 
No sé todos los planes que tienes para mí pero sé que quieres mi bienestar, enséñame tu camino para andar con pie firme y sin desmayar por él, que confíe y nunca dude de tu presencia y tu poder, quita mi estrés, que no viva con ansiedad.

Descanso mi mente y dejo toda preocupación en tus manos poderosas, todo pensamiento lo llevo cautivo a tu voluntad para que no haya nada que me quite la paz.
Gracias por escuchar mi oración y sacarme de mi angustia y aflicción.

Amén.



EVANGELIO DEL DOMINGO 25 DE FEBRERO - Lecturas del Domingo 2º de Cuaresma - Ciclo B

Domingo, 25 de febrero de 2024 Primera lectura Lectura del libro del Génesis (22,1-2.9-13.15-18): En aquellos días, Dios puso a prueba...