Domingo, 3 de octubre de 2021
Primera lectura
Lectura del libro del Génesis (2,18-24):
El Señor Dios se dijo: «No está bien que el hombre esté solo; voy a hacerle alguien como él que le ayude.»
Entonces el Señor Dios modeló de arcilla todas las
bestias del campo y todos los pájaros del cielo y se los presentó al hombre,
para ver qué nombre les ponía. Y cada ser vivo llevaría el nombre que el hombre
le pusiera. Así, el hombre puso nombre a todos los animales domésticos, a los
pájaros del cielo y a las bestias del campo; pero no encontraba ninguno como él
que lo ayudase. Entonces el Señor Dios dejó caer sobre el hombre un letargo, y
el hombre se durmió. Le sacó una costilla y le cerró el sitio con carne. Y el
Señor Dios trabajó la costilla que le había sacado al hombre, haciendo una
mujer, y se la presentó al hombre.
El hombre dijo: «Ésta sí que es hueso de mis huesos y
carne de mi carne! Su nombre será Mujer, porque ha salido del hombre. Por eso
abandonará el hombre a su padre y a su madre, se unirá a su mujer y serán los
dos una sola carne.»
Palabra de Dios
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Sal 127,1-2.3.4-5.6
y sigue sus caminos.
Comerás del fruto de tu trabajo,
serás dichoso, te irá bien. R/.
en medio de tu casa;
tus hijos, como renuevos de olivo,
alrededor de tu mesa. R/.
Que el Señor te bendiga desde Sión,
que veas la prosperidad de Jerusalén
todos los días de tu vida. R/.
¡Paz a Israel! R/.
Lectura de la carta a los Hebreos (2,9-11):
Al que Dios había hecho un poco inferior a los ángeles, a Jesús, lo vemos ahora coronado de gloria y honor por su pasión y muerte. Así, por la gracia de Dios, ha padecido la muerte para bien de todos. Dios, para quien y por quien existe todo, juzgó conveniente, para llevar a una multitud de hijos a la gloria, perfeccionar y consagrar con sufrimientos al gula de su salvación. El santificador y los santificados proceden todos del mismo. Por eso no se avengüenza de llamarlos hermanos.
Palabra de Dios
Evangelio
Lectura del santo evangelio según san Marcos (10,2-16):
En aquel tiempo, se acercaron unos fariseos y le preguntaron a Jesús, para ponerlo a prueba: «¿Le es lícito a un hombre divorciarse de su mujer?»
Él les replicó: «¿Qué os ha mandado Moisés?»
Contestaron: «Moisés Permitió divorciarse, dándole a la
mujer un acta de repudio.»
Jesús les dijo: «Por vuestra terquedad dejó escrito
Moisés este precepto. Al principio de la creación Dios "los creó hombre y
mujer. Por eso abandonará el hombre a su padre y a su madre, se unirá a su
mujer, y serán los dos una sola carne." De modo que ya no son dos, sino
una sola carne. Lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre.»
En casa, los discípulos volvieron a preguntarle sobre lo
mismo. Él les dijo: «Si uno se divorcia de su mujer y se casa con otra, comete
adulterio contra la primera. Y si ella se divorcia de su marido y se casa con
otro, comete adulterio.»
Le acercaban niños para que los tocara, pero los
discípulos les regañaban. Al verlo, Jesús se enfadó y les dijo: «Dejad que los
niños se acerquen a mí: no se lo impidáis; de los que son como ellos es el
reino de Dios. Os aseguro que el que no acepte el reino de Dios como un niño,
no entrará en él.»
Y los abrazaba y los bendecía imponiéndoles las manos.
Palabra del Señor
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