El Catecismo de la Iglesia
Católica (CIC) afirma que “la existencia de los seres espirituales, no
corporales, que la Sagrada Escritura llama habitualmente ángeles, es una verdad
de fe”. El testimonio de la Escritura al respeto es tan claro como la
unanimidad de la Tradición (n. 328).
Ningún católico puede, por
esta razón, negar la existencia de los ángeles. Ellos son criaturas personales
e inmortales, puramente espirituales, dotados de inteligencia y de voluntad y
superan en perfección todas las criaturas visibles (CIC n. 330).
San Gregorio Magno dice que
casi todas las páginas de la revelación escrita hablan de los ángeles.
=>Papa Francisco destaca la protección de los ángeles en la lucha contra el
mal (29/09/2014).
La Iglesia enseña, que desde
el inicio hasta la muerte, la vida humana está rodeada por la protección y la
intercesión de estos seres celestiales. “El ángel del Señor viene a acampar en
torno a sus fieles y los protege.
San Basilio Magno (†369),
doctor de la Iglesia, enseño: “Cada fiel es acompañado por un ángel como
protector y pastor para conducirlo a la vida” (Ad. Eunomium 3,1). Es decir,
tenemos un ángel de la guarda personal. Jesús dice: “Cuídense, no desprecien a
ninguno de estos pequeños. Pues yo se lo digo: sus ángeles en el Cielo
contemplan sin cesar la cara de mi Padre del Cielo” (Mt 18,10).
La liturgia del dos de octubre
celebra los ángeles de la guarda desde el siglo XVI. Esta fiesta fue
universalizada por Paulo V, después que en 1508, León X aprobó el nuevo Oficio
compuesto por el franciscano Juan Colombi. Ahora, si la Iglesia celebra la fiesta
de los Ángeles de la guarda es porque, de hecho, ellos existen y nos cuidan,
nos protegen, iluminan, gobiernan nuestra vida, y nos ayudan como hicieron con
Tobías. Pero, para eso, es necesario creer en ellos, respetarlos, no apartarlos
por el pecado.
Un día un chico me dijo: “¡Yo
no veo pornografía en internet porque tengo vergüenza de mi ángel de la
guarda!”. El mejor homenaje a nuestro ángel es vivir sin pecados, buscando con
su ayuda, hacer la voluntad de Dios.
La Tradición de la Iglesia
cree que nuestro ángel de la guarda tiene la tarea de ofrecer a Dios nuestras
oraciones, nos apoyan y protegen de los ataques del diablo, que nos hace pecar
y perder la vida eterna. Entonces, es muy importante tener una vida de
intimidad con Nuestro Ángel de la Guarda invocarlo constantemente y ponerse
bajo su protección.
Oración al Ángel de la Guarda.
“Ángel de mi guarda, dulce
compañía, no me desampares ni de noche ni de día. Las horas que pasan, las
horas del día, si tú estás conmigo serán de alegría. No me dejes solo, sé en
todo mi guía; sin Ti soy chiquito y me perdería Ven siempre a mi lado, tu mano
en la mía. ¡Ángel de la guarda, dulce compañía!”.
Así sea.
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