Mi Señor Resucitado, qué bueno
es sentir tu presencia poderosa pero acogedora que despierta y llena de vida
todos los ambientes que me rodean, alejando todo sentimiento de angustia y
abandono.
Ayúdame a permanecer siempre
cerca de Ti, porque solo de Ti me viene ese amor que me sostiene, esa fuerza
que me restaura y todo ese poder para seguir luchando con valentía.
Gracias por tu eterno
sacrificio de amor en la Cruz, por tu gloriosa resurrección que me invita
renovar mi corazón en tus promesas, y gracias por todos los momentos de oración
que hemos disfrutado juntos.
Ayúdame a reconocerte en todo
momento, sentir que estás vivo y presente, sentir tu cercanía y la calidez de
tu voz que consuela y trae la paz al alma. Sólo tu voz quiero seguir, solo tu
voz quiero sentir.
Ayúdame a reconocer tu voz en
las tristezas y alegrías, en los momentos de aflicción. Quiero recurrir a ella
y rendirme a tu voluntad porque Tú has derrotado la muerte y me has dado el
regalo de la salvación.
Te pido que sigas obrando en
mí, sigue bendiciéndome y abriendo caminos de sanación, de salud, de fortaleza,
de esperanzas. Capacítame con tu sabiduría para saber romper todo muro de dolor
que no me deja avanzar.
Dame la gracia de poder
liberarme de miedos y opresiones, de sentirme capacitado y valiente para salir
y anunciar todo lo bueno de tus promesas.
Quiero nacer de nuevo en el
Espíritu, rehacer mi vida para alabarte y adorarte, porque en ningunas otras
manos yo podría estar más seguro.
Amén.
Amén
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