Ven, Espíritu Creador, visita las almas de tus fíeles y llena de la divina gracia los corazones, que Tú mismo creaste.
Tú eres
nuestro Consolador, don de Dios Altísimo, fuente viva, fuego, caridad y
espiritual unción.
Tú derramas
sobre nosotros los siete dones; el dedo de la mano de Dios; el prometido del
Padre; Tú, que pones en nuestros labios los tesoros de tu palabra.
Enciende con
tu luz nuestros sentidos; infunde tu amor en nuestros corazones; y, con tu
perpetuo auxilio, fortalece nuestra débil carne, aleja de nosotros al enemigo,
danos pronto la paz, sé Tú mismo nuestro guía, y puestos bajo tu dirección,
evitaremos todo lo nocivo.
Por Ti
conozcamos al Padre, y también al Hijo; y que en Ti, Espíritu de entrambos,
creamos en todo tiempo.
Señor tu
eres la razón por la cual estamos aquí y queremos tener la vía clara para hacer
lo que tu voluntad designe.
Te pedimos
pues que nos protejas y nos des la inteligencia, la paciencia, y la sabiduría para
alcanzar lo que tanto deseamos, siempre y cuando sea bajo tu control y protección.
No nos dejes
caer en cosas malas y guíanos para tener las herramientas y estrategias para
alcanzar lo que tanto deseamos.
Gloria a
Dios Padre, y al Hijo que resucitó, y al Espíritu Consolador, por los siglos
infinitos.
Amén
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