EVANGELIO DEL DOMINGO 1 DE MAYO - Lecturas del Domingo 3º de Pascua - Ciclo C

Domingo, 1 de mayo de 2022

Primera lectura

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (5,27b-32.40b-41):

En aquellos días, el sumo sacerdote interrogó a los apóstoles y les dijo: «¿No os hablamos prohibido formalmente enseñar en nombre de ése? En cambio, habéis llenado Jerusalén con vuestra enseñanza y queréis hacernos responsables de la sangre de ese hombre.»

Pedro y los apóstoles replicaron: «Hay que obedecer a Dios antes que a los hombres. El Dios de nuestros padres resucitó a Jesús, a quien vosotros matasteis, colgándolo de un madero. La diestra de Dios lo exaltó, haciéndolo jefe y salvador, para otorgarle a Israel la conversión con el perdón de los pecados. Testigos de esto somos nosotros y el Espíritu Santo, que Dios da a los que le obedecen.»

Prohibieron a los apóstoles hablar en nombre de Jesús y los soltaron. Los apóstoles salieron del Sanedrín contentos de haber merecido aquel ultraje por el nombre de Jesús.

Palabra de Dios

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Salmo
Sal 29,2.4.5.6.11.12a.13b
 
R/. Te ensalzaré, Señor, porque me has librado
 
Te ensalzaré, Señor, porque me has librado
y no has dejado que mis enemigos se rían de mí.
Señor, sacaste mi vida del abismo,
me hiciste revivir cuando bajaba a la fosa. R/.
 
Tañed para el Señor, fieles suyos,
dad gracias a su nombre santo;
su cólera dura un instante,
su bondad, de por vida;
al atardecer nos visita el llanto;
por la mañana, el júbilo. R/.
 
Escucha, Señor, y ten piedad de mí;
Señor, socórreme.
Cambiaste mi luto en danzas.
Señor, Dios mío, te daré gracias por siempre. R/.

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Segunda lectura

Lectura del libro del Apocalipsis (5,11-14):
 
Yo, Juan, en la visión escuché la voz de muchos ángeles: eran millares y millones alrededor del trono y de los vivientes y de los ancianos, y decían con voz potente: «Digno es el Cordero degollado de recibir el poder, la riqueza, la sabiduría, la fuerza, el honor, la gloria y la alabanza.» Y oí a todas las criaturas que hay en el cielo, en la tierra, bajo la tierra, en el mar -todo lo que hay en ellos, que decían: «Al que se sienta en el trono y al Cordero la alabanza, el honor, la gloria y el poder por los siglos de los siglos.» Y los cuatro vivientes respondían: «Amén.» Y los ancianos se postraron rindiendo homenaje.
 
Palabra de Dios

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Evangelio

Lectura del santo evangelio según san Juan (21,1-19):

En aquel tiempo, Jesús se apareció otra vez a los discípulos junto al lago de Tiberíades. Y se apareció de esta manera: Estaban juntos Simón Pedro, Tomás apodado el Mellizo, Natanael el de Caná de Galilea, los Zebedeos y otros dos discípulos suyos.
Simón Pedro les dice: «Me voy a pescar.»
Ellos contestan: «Vamos también nosotros contigo.»
Salieron y se embarcaron; y aquella noche no cogieron nada. Estaba ya amaneciendo, cuando Jesús se presentó en la orilla; pero los discípulos no sabían que era Jesús.
Jesús les dice: «Muchachos, ¿tenéis pescado?»
Ellos contestaron: «No.»
Él les dice: «Echad la red a la derecha de la barca y encontraréis.»
La echaron, y no tenían fuerzas para sacarla, por la multitud de peces. Y aquel discípulo que Jesús tanto quería le dice a Pedro: «Es el Señor.»
Al oír que era el Señor, Simón Pedro, que estaba desnudo, se ató la túnica y se echó al agua. Los demás discípulos se acercaron en la barca, porque no distaban de tierra más que unos cien metros, remolcando la red con los peces. Al saltar a tierra, ven unas brasas con un pescado puesto encima y pan.
Jesús les dice: «Traed de los peces que acabáis de coger.»
Simón Pedro subió a la barca y arrastró hasta la orilla la red repleta de peces grandes: ciento cincuenta y tres. Y aunque eran tantos, no se rompió la red.
Jesús les dice: «Vamos, almorzad.»
Ninguno de los discípulos se atrevía a preguntarle quién era, porque sabían bien que era el Señor. Jesús se acerca, toma el pan y se lo da, y lo mismo el pescado. Esta fue la tercera vez que Jesús se apareció a los discípulos, después de resucitar de entre los muertos.
Después de comer, dice Jesús a Simón Pedro: «Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que éstos?»
Él le contestó: «Sí, Señor, tú sabes que te quiero.»
Jesús le dice: «Apacienta mis corderos.»
Por segunda vez le pregunta: «Simón, hijo de Juan, ¿me amas?»
Él le contesta: «Sí, Señor, tú sabes que te quiero.»
Él le dice: «Pastorea mis ovejas.»
Por tercera vez le pregunta: «Simón, hijo de Juan, ¿me quieres?»
Se entristeció Pedro de que le preguntara por tercera vez si lo quería y le contestó: «Señor, tú conoces todo, tú sabes que te quiero.»
Jesús le dice: «Apacienta mis ovejas. Te lo aseguro: cuando eras joven, tú mismo te ceñías e ibas adonde querías; pero, cuando seas viejo, extenderás las manos, otro te ceñirá y te llevará adonde no quieras.» Esto dijo aludiendo a la muerte con que iba a dar gloria a Dios.
Dicho esto, añadió: «Sígueme.»

Palabra del Señor

ORACIÓN PARA RECIBIR ABUNDANCIA Y PROSPERIDAD

Padre Santo, en este día, quiero darte las gracias, por todas las bendiciones que me has dado y por la misericordia que tienes conmigo y con los seres a quienes amo, pues en muchas ocasiones no hemos merecido de tu ayuda, pero tú nos has dado solo amor.

Señor, te agradezco por haberme dado siempre las fuerzas necesarias, para superar todas las situaciones difíciles que se me han presentado a lo largo de mi vida.

Te doy toda la gloria, pues has sido tú, el que con tu poder, me ha sostenido, cuando he tenido que enfrentarme a todas las adversidades en mi vida. Has sido tú Señor, el que me ha vuelto a levantar, para poder seguir luchando por mi familia y por los propósitos que quiero conseguir.

Dios mío, todos esos momentos difíciles, han sido una valiosa experiencia para mí, sin embargo, hoy quiero pedirte que en verdad me ayudes a progresar, que desde hoy, tú derrames en mi vida y en la de mis seres queridos, todo el mar de prosperidad que tienes preparado para nosotros.

Padre bondadoso, te ruego que me escuches en este día, me ilumines y llenes mi cuerpo, mi mente y mi alma de esperanza, para que con tu poder, pueda alejar de mi vida todos los problemas.

Confiando en tu misericordia Señor, te pido me ayudes especialmente con:

(Cuéntale al Señor tu necesidad y pide su ayuda.)

Padre Bondadoso, sé que has escuchado mi súplica, y es por eso, que, desde este mismo instante, te doy gracias por intervenir en mi vida, porque sé que al estar presente en nuestro diario vivir, todo cambiará y todo mejorará.

Pero hoy no quiero pedir solo por mí. También te pido por los más necesitados, especialmente por mis familiares y conocidos, que más lo necesitan. Pon en sus vidas y en sus manos, las herramientas necesarias para que sus vidas mejoren. Permite Padre, que logren resolver todas sus necesidades, sus deudas y sus compromisos económicos, para que de esa manera, puedan tener una vida digna.

Señor, porque tú has dicho, que el hombre que confía en Dios, prosperará, por eso desde hoy sé, que mejores días vendrán para mí y para mi familia, pues desde hoy con una fe profunda, confiamos en ti y sabemos que todo mañana será mucho mejor para nosotros.

Ahora te doy infinitas gracias, porque me siento renovado, siento que todo a mi alrededor cambia, que dispones todo, para que mi vida y mis acciones sean solo de bienestar y de progreso, y sé que con tu poderosa compañía, tendré una vida de verdadera felicidad.

Así Sea

Ahora haz tres Padre Nuestros, tres Ave Marías y tres Glorias.

 


ORACIÓN DE LA NOCHE PARA EL BIEN DE LA FAMILIA

Hoy tomados de nuestras manos, en unión familiar y espiritual, nos acercamos a ti ¡oh, amado Padre!, para agradecer y recibir tus grandes e infinitas bendiciones.

En este momento de la noche cuando ya nos vamos a descansar y sin dejar a un lado nuestro fervor, nueva fe y nuestras fuerzas.

Te presentamos la llave de nuestro corazón para que lo cuides, y nos orientes en tu gran sabiduría, con tu gran misericordia.

Te imploramos que nos libres del enemigo, que no nos desanimemos en las tormentas, a pesar de lo fuerte y peligrosa que sean.

Que tengamos una voluntad inquebrantable para seguir adelante a pesar de las adversidades, que cumplamos con el propósito de amarte sin medida y andar sin renegar ofreciendo nuestros sufrimientos para librarnos del pecado y continuar a tu Reino.

Cúbrenos con tu manto santo, que tus sandalias se ciñan a nuestros pies y que por más dura que sea la jornada sepamos agradecerte cada noche en cada descanso.

Conserva nuestra familia unida, que juntos superemos las dificultades, y que seas tú para todos nosotros nuestro más sagrado gozo y guía.

Amén

Con esta oración le pedimos a Dios por nuestra familia y a María pedimos su intersección rezando una Ave María, a una sola voz todos en familia unida.


LA MEJOR PSICOTERAPIA ES LA ORACIÓN

Indudablemente la Oración es terapéutica si se realiza con fe y confianza, cuando aprendemos a tener esa conversación muy íntima con uno mismo en ese momento DIOS actúa en nosotros, nos escucha y nos ayuda.

Una profesional en neurociencia dijo que los beneficios de la oración en la relación humana con Dios ya están científicamente probados.

La psicóloga y neurocientífica brasileña, Rosana Alves, participó en una edición del programa 'Consultorio de Familia', y habló sobre el tema, desde el punto de vista científico, dicho programa que ha regresado a las redes sociales en los últimos días, alcanzando millones de visitas.

"La gente a menudo piensa que la oración es simplemente una forma de ponernos en la posición de seres humanos inferiores, rindiendo tributo y reconociendo que hay un Dios superior", dijo.

“La oración, y esto está científicamente comprobado, funciona en una región de nuestro cerebro, que es el sistema límbico, específicamente en la región mesolímbica, y allí libera sustancias muy importantes que nos brindan un sentido de pertenencia, mejora nuestra autoestima y nos hace sentir muy bien”, agregó.

Según Rosana, la oración tiene, sobre todo, un sesgo terapéutico, debido a su propuesta que es llevar al ser humano a abrir su corazón ante alguien en quien confía tanto y considera tener el poder de ocuparse de sus aflicciones, para aliviar las tensiones.

“El propósito de la oración es abrir nuestro corazón como se abre a un mejor amigo o cuando vamos a una sesión de terapia, ¿qué queremos? Contar lo que sucede en nuestro corazón, con la certeza de que hay alguien allí para escucharnos, que no solo nos escuchará, sino que también nos dirá una mejor manera de avanzar, una nueva forma de pensar y enfrentar nuestros problemas”, dijo.

"Cuando abrimos nuestro corazón a Dios, eso es exactamente lo que está sucediendo. Puedo decir esto como profesional, pero principalmente como cristiana: no hay mejor psicoterapia en el mundo que la oración, porque cuando me arrodillo ante Dios, estoy diciendo 'Señor, tengo mis debilidades y creo que el Señor puede resolverlas todas'. Y Dios puede resolverlo", explicó.

Ora las veces que puedas y sientas hacerlo, cuando tu corazón siente un carga y necesitas sacarlo entonces habla con DIOS, la oración es el puente entre tú y DIOS, el jamás abandona.

Fuente: AcontecerCristiano

ORACIÓN CONTRA LAS MALDICIONES

Espíritu del Señor, Espíritu de Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo, Santísima Trinidad, Virgen Inmaculada, ángeles, arcángeles y santos del paraíso, desciendan sobre mí, recúbranme para poder vencer todo mal y potestades.

Fúndeme, Señor, modélame, lléname de ti, utilízame para hacer el bien y ayudar a los demás.

Expulsa de mí todas las fuerzas del mal, aniquílalas, destrúyelas, aléjalas para que yo pueda estar bien y hacer el bien.

Que toda persona mal intencionada no se me acerque y que esas malas vibras y deseos desaparezcan de mi vida y de mi camino.

Expulsa de mí los maleficios, las brujerías, la magia negra, las misas negras, los hechizos, las ataduras, las maldiciones y el mal de ojo; la infestación diabólica y la obsesión diabólica; todo lo que es mal, pecado, envidia, celos y perfidia; la enfermedad física, psíquica, moral, espiritual y diabólica.

Quema todos estos males en el infierno, para que nunca más me toquen a mí ni a ninguna otra criatura en el mundo.

Ordeno y mando con la fuerza de Dios omnipotente, en nombre de Jesucristo Salvador, por intermedio de la virgen Inmaculada, a todos los espíritus inmundos, a todas las presencias que me molestan, que me abandonen inmediatamente.

Que me abandonen definitivamente y que se vayan al infierno eterno, encadenados por San Miguel arcángel, por san Gabriel, por san Rafael, por nuestros ángeles custodios, aplastados bajo el talón de la Virgen Santísima Inmaculada.

Amén

EVANGELIO DEL DOMINGO 24 DE ABRIL - Lecturas del Domingo 2º de Pascua - Ciclo C

Domingo, 24 de abril de 2022

Primera lectura

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (5,12-16):

Los apóstoles hacían muchos signos y prodigios en medio del pueblo. Los fieles se reunían de común acuerdo en el pórtico de Salomón; los demás no se atrevían a juntárseles, aunque la gente se hacia lenguas de ellos; más aún, crecía el número de los creyentes, hombres y mujeres, que se adherían al Señor. La gente sacaba los enfermos a la calle, y los ponía en catres y camillas, para que, al pasar Pedro, su sombra, por lo menos, cayera sobre alguno. Mucha gente de los alrededores acudía a Jerusalén, llevando a enfermos y poseídos de espíritu inmundo, y todos se curaban.

Palabra de Dios

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Salmo

Sal 117,2-4.22-24.25-27a
 
R/. Dad gracias al Señor porque es bueno, porque es eterna su misericordia
 
Diga la casa de Israel:
eterna es su misericordia.
Diga la casa de Aarón:
eterna es su misericordia.
Digan los fieles del Señor:
eterna es su misericordia. R/.
 
La piedra que desecharon los arquitectos
es ahora la piedra angular
Es el Señor quien lo ha hecho,
ha sido un milagro patente.
Éste es el día en que actuó el Señor:
sea nuestra alegría y nuestro gozo. R/.
 
Señor, danos la salvación;
Señor, danos prosperidad.
Bendito el que viene en nombre del Señor,
os bendecimos desde la casa del Señor;
el Señor es Dios, él nos ilumina. R/.

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Segunda lectura

Lectura del libro del Apocalipsis (1,9-11a.12-13.17-19):

Yo, Juan, vuestro hermano y compañero en la tribulación, en el reino y en la constancia en Jesús, estaba desterrado en la isla de Patmos, por haber predicado la palabra, Dios, y haber dado testimonio de Jesús. Un domingo caí en éxtasis y oí a mis espaldas una voz potente que decía: «Lo que veas escríbelo en un libro, y envíaselo a las siete Iglesias de Asia.» Me volví a ver quién me hablaba, y, al volverme, vi siete candelabros de oro, y en medio de ellos una figura humana, vestida de larga túnica, con un cinturón de oro a la altura del pecho. Al verlo, caí a sus pies como muerto. Él puso la mano derecha sobre mí y dijo: «No temas: Yo soy el primero y el último, yo soy el que vive. Estaba muerto y, ya ves, vivo por los siglos de los siglos, y tengo las llaves de la muerte y del abismo. Escribe, pues, lo que veas: lo que está sucediendo y lo que ha de suceder más tarde.»

Palabra de Dios

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Evangelio
 
Lectura del santo evangelio según san Juan (20,19-31):
 
Al anochecer de aquel día, el primero de la semana, estaban los discípulos en una casa, con las puertas cerradas por miedo a los judíos.
Y en esto entró Jesús, se puso en medio y les dijo: «Paz a vosotros.»
Y, diciendo esto, les enseñó las manos y el costado. Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor.
Jesús repitió: «Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo.»
Y, dicho esto, exhaló su aliento sobre ellos y les dijo: «Recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados! quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos.»
Tomás, uno de los Doce, llamado el Mellizo, no estaba con ellos cuando vino Jesús. Y los otros discípulos le decían: «Hemos visto al Señor.»
Pero él les contestó: «Si no veo en sus manos la señal de los clavos, si no meto el dedo en el agujero de los clavos y no meto la mano en su costado, no lo creo.»
A los ocho días, estaban otra vez dentro los discípulos y Tomás con ellos. Llegó Jesús, estando cerradas las puertas, se puso en medio y dijo: «Paz a vosotros.»
Luego dijo a Tomás: «Trae tu dedo, aquí tienes mis manos; trae tu mano y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente.»
Contestó Tomás: «¡Señor Mío y Dios Mío!»
Jesús le dijo: «¿Porque me has visto has creído? Dichosos los que crean sin haber visto.»
Muchos otros signos, que no están escritos en este libro, hizo Jesús a la vista de los discípulos. Éstos se han escrito para que creáis que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y para que, creyendo tengáis vida en su nombre.
 
Palabra del Señor

EVANGELIO DEL DOMINGO 17 DE ABRIL - Lecturas del Domingo de Pascua de la Resurrección del Señor

Domingo, 17 de abril de 2022

Primera lectura

Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles (10,34a.37-43):

En aquellos días, Pedro tomó la palabra y dijo:

«Vosotros conocéis lo que sucedió en toda Judea, comenzando por Galilea, después del bautismo que predicó Juan. Me refiero a Jesús de Nazaret, ungido por Dios con la fuerza del Espíritu Santo, que pasó haciendo el bien y curando a todos los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él.

Nosotros somos testigos de todo lo que hizo en la tierra de los judíos y en Jerusalén. A este lo mataron, colgándolo de un madero. Pero Dios lo resucitó al tercer día y le concedió la gracia de manifestarse, no a todo el pueblo, sino a los testigos designados por Dios: a nosotros, que hemos comido y bebido con él después de su resurrección de entre los muertos.

Nos encargó predicar al pueblo, dando solemne testimonio de que Dios lo ha constituido juez de vivos y muertos. De él dan testimonio todos los profetas: que todos los que creen en él reciben, por su nombre, el perdón de los pecados».

Palabra de Dios

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Salmo

Sal 117,1-2.16ab-17.22-23
 
R/. Éste es el día en que actuó el Señor:
sea nuestra alegría y nuestro gozo
 
Dad gracias al Señor porque es bueno,
porque es eterna su misericordia.
Diga la casa de Israel:
eterna es su misericordia. R/.
 
«La diestra del Señor es poderosa,
la diestra del Señor es excelsa».
No he de morir, viviré
para contar las hazañas del Señor. R/.
 
La piedra que desecharon los arquitectos
es ahora la piedra angular.
Es el Señor quien lo ha hecho,
ha sido un milagro patente. R/.

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Segunda lectura

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Colosenses (3,1-4):
 
HERMANOS:
Si habéis resucitado con Cristo, buscad los bienes de allá arriba, donde Cristo está sentado a la derecha de Dios; aspirad a los bienes de arriba, no a los de la tierra.
Porque habéis muerto; y vuestra vida está con Cristo escondida en Dios. Cuando aparezca Cristo, vida vuestra, entonces también vosotros apareceréis gloriosos, juntamente con él.
 
Palabra de Dios


Secuencia

Hoy es obligatorio decir la Secuencia. Los días dentro de la Octava es potestativo.
 
Ofrezcan los cristianos
ofrendas de alabanza
a gloria de la Víctima
propicia de la Pascua.
 
Cordero sin pecado
que a las ovejas salva,
a Dios y a los culpables
unió con nueva alianza.
 
Lucharon vida y muerte
en singular batalla,
y, muerto el que es la Vida,
triunfante se levanta.
 
«¿Qué has visto de camino,
María, en la mañana?»
«A mi Señor glorioso,
la tumba abandonada,
 
los ángeles testigos,
sudarios y mortaja.
¡Resucitó de veras
mi amor y mi esperanza!
 
Venid a Galilea,
allí el Señor aguarda;
allí veréis los suyos
la gloria de la Pascua.»
 
Primicia de los muertos,
sabemos por tu gracia
que estás resucitado;
la muerte en ti no manda.
 
Rey vencedor, apiádate
de la miseria humana
y da a tus fieles parte
en tu victoria santa.

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Evangelio
 
Lectura del santo evangelio según san Juan (20,1-9):
 
El primer día de la semana, María la Magdalena fue al sepulcro al amanecer, cuando aún estaba oscuro, y vio la losa quitada del sepulcro.
Echó a correr y fue donde estaban Simón Pedro y el otro discípulo, a quien Jesús amaba, y les dijo:
«Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto».
Salieron Pedro y el otro discípulo camino del sepulcro. Los dos corrían juntos, pero el otro discípulo corría más que Pedro; se adelantó y llegó primero al sepulcro; e, inclinándose, vio los lienzos tendidos; pero no entró.
Llegó también Simón Pedro detrás de él y entró en el sepulcro: vio los lienzos tendidos y el sudario con que le habían cubierto la cabeza, no con los lienzos, sino enrollado en un sitio aparte.
Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro; vio y creyó.
Pues hasta entonces no habían entendido la Escritura: que él había de resucitar de entre los muertos.
 
Palabra del Señor


ORACION DEL SABADO DE GLORIA

Mi Señor Jesús resucitado, quiero darte las gracias por tu gran misterio de amor y te suplico que me regales un poco de la fuerza de tu Espíritu y lléname de la alegría de tu presencia.

Padre mío, hoy me pongo frente a ti de rodillas para decirte que quiero vivir este día celebrando tu triunfo glorioso sobre las tinieblas y sobre la muerte.

Jesucristo bendito y amado padre, hoy es el día en el que destruiste a la muerte y las tinieblas, así como limpiador del pecado del mundo, hoy fueron rotas todas las ataduras y la luz emergió victoriosa ante las penumbras, así mi Señor, quiero pedirte que también me liberes de todas las ataduras y amarguras que pudren mi corazón y mi alma, ayúdame a vencer mis temores, mis dudas y mis limitantes para que pueda seguir avanzando.

Jesús mío dame sabiduría, valentía y fuerzas necesarias para aceptar tu voluntad y poder así ser un verdadero testigo de tu amor y de tu resurrección, dando testimonio a los demás de que la oscuridad y la muerte han sido vencidas en ti, que aquellas lágrimas derramadas a los pies de tu cruz, hoy nos brindan esperanza.

Señor nos has abierto las puertas del Cielo con esta perfecta obra de amor que hiciste tú por nosotros.

Amado Padre este gran día de tu resurrección, hazme resucitar en vida nueva, nuevos pensamientos y nuevas ganas de vivir y salir adelante para alcanzar la verdadera plenitud de vida siempre acompañado de ti.

Amén


EL SIGNIFICADO DEL JUEVES SANTO

El jueves Santo se conmemora la Institución de La Eucaristía como el regalo de Amor, también se conmemora la Institución de uno de los Sacramentos de entrega y abandono total al Señor: el Sacramento de La Orden Sacerdotal y La Vida de Servicio a los demás.

Con la celebración del jueves Santo no solo se abre el Triduo Pascual. En este día la Iglesia Católica conmemora la institución de la Eucaristía en la Última Cena, pero a la vez con las Palabras mismas de Jesucristo “Hagan esto en conmemoración mía”, con este acto los encargados de llevar la palabra del evangelio es decir los sacerdotes confirman una vida consagrada a Jesús, asimismo con el gesto del lavatorio de pies expresa aquellos que dedican su vida a servir de manera humilde y extraordinaria a los demás cumpliendo el último mandamiento de Cristo.

Para algunas personas el jueves santo hace referencia a tristezas y traición por los acontecimientos sucedidos, sin embargo, se celebran tres grandes acontecimientos, por la mañana, tenemos en primer lugar la llamada Misa Crismal, que es presidida por el Obispo Diocesano y concelebrada por su presbiterio. En ella se consagra el Santo Crisma y se bendicen los demás óleos, que se usan en la administración de los principales sacramentos.

Junto con ello, todos los sacerdotes renuevan las promesas realizadas el día de su ordenación. Es una manifestación de la comunión existente entre el obispo y sus presbíteros en el sacerdocio y ministerio de Cristo.

En la tarde, se celebra la Misa de la Cena del Señor, que sirve como introducción al Triduo Pascual. Los oficios de Semana Santa llegan a su punto más álgido el Jueves Santo, porque el Triduo Pascual empieza hoy hasta el Domingo de Pascua, donde se rememora la Resurrección de Jesucristo.

Por lo tanto el Jueves Santo cierra el Ciclo Cuaresmal y abre el Triduo Pascual, al atardecer de la jornada. El día de hoy la Iglesia Católica conmemora, como ya hemos dicho, la institución de la Eucaristía mediante la Última Cena y el lavatorio de pies realizado por Jesús a sus discípulos como símbolo de entrega y humildad.

EVANGELIO DEL DOMINGO 10 DE ABRIL - Lecturas del Domingo de Pasión - Ciclo C

Domingo, 10 de abril de 2022

Primera lectura

Lectura del libro de Isaías (50,4-17):

El Señor Dios me ha dado una lengua de discípulo; para saber decir al abatido una palabra de aliento. Cada mañana me espabila el oído, para que escuche como los discípulos.

El Señor Dios me abrió el oído; yo no resistí ni me eché atrás. Ofrecí la espalda a los que me golpeaban, las mejillas a los que mesaban mi barba; no escondí el rostro ante ultrajes ni salivazos.

El Señor me ayuda, por eso no sentía los ultrajes; por eso endurecí el rostro como pedernal, sabiendo que no quedaría defraudado.

Palabra de Dios

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Salmo
Sal 21,2a.8-9.17-18a.19-20.23-24
 
R/. Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?
 
Al verme, se burlan de mí,
hacen visajes, menean la cabeza:
«Acudió al Señor, que lo ponga a salvo;
que lo libre si tanto lo quiere». R.
 
Me acorrala una jauría de mastines,
me cerca una banda de malhechores;
me taladran las manos y los pies,
puedo contar mis huesos. R.
 
Se reparten mi ropa,
echan a suertes mi túnica.
Pero tú, Señor, no te quedes lejos;
fuerza mía, ven corriendo a ayudarme. R.
 
Contaré tu fama a mis hermanos,
en medio de la asamblea te alabaré.
«Los que teméis al Señor, alabadlo;
linaje de Jacob, glorificadlo;
temedlo, linaje de Israel». R.

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Segunda lectura

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Filipenses (2,6-11):

Cristo Jesús, siendo de condición divina, no retuvo ávidamente el ser igual a Dios; al contrario, se despojó de si mismo tomando la condición de esclavo, hecho semejante a los hombres.
Y así, reconocido como hombre por su presencia, se humilló a sí mismo, hecho obediente hasta la muerte, y una muerte de cruz.
Por eso Dios lo exaltó sobre todo y le concedió el Nombre-sobre-todo-nombre; de modo que al nombre de Jesús toda rodilla se doble en el cielo, en la tierra, en el abismo, y toda lengua proclame: Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre.

Palabra de Dios

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Evangelio
 
Pasión de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas (22,14–23,56):
 
En aquel tiempo, los ancianos del pueblo, con los jefes de los sacerdotes y los escribas llevaron a Jesús a presencia de Pilato.
No encuentro ninguna culpa en este hombre
C. Y se pusieron a acusarlo diciendo
S. «Hemos encontrado que este anda amotinando a nuestra nación, y oponiéndose a que se paguen tributos
al César, y diciendo que él es el Mesías rey».
C. Pilatos le preguntó:
S. «¿Eres tú el rey de los judíos?».
C. El le responde:
+ «Tú lo dices».
C. Pilato dijo a los sumos sacerdotes y a la gente:
S. «No encuentro ninguna culpa en este hombre».
C. Toda la muchedumbre que había concurrido a este espectáculo, al ver las cosas que habían ocurrido, se volvía dándose golpes de pecho.
Todos sus conocidos y las mujeres que lo habían seguido desde Galilea se mantenían a distancia, viendo todo esto.
C. Pero ellos insistían con más fuerza, diciendo:
S. «Solivianta al pueblo enseñando por toda Judea, desde que comenzó en Galilea hasta llegar aquí».
C. Pilato, al oírlo, preguntó si el hombre era galileo; y, al enterarse de que era de la jurisdicción de Herodes,
que estaba precisamente en Jerusalén por aquellos días, se lo remitió.
Herodes, con sus soldados, lo trató con desprecio
C. Herodes, al vera a Jesús, se puso muy contento, pues hacía bastante tiempo que deseaba verlo, porque oía hablar de él y esperaba verle hacer algún milagro. Le hacía muchas preguntas con abundante verborrea; pero él no le contestó nada.
Estaban allí los sumos sacerdotes y los escribas acusándolo con ahínco.
Herodes, con sus soldados, lo trató con desprecio y, después de burlarse de él, poniéndole una vestidura blanca, se lo remitió a Pilato. Aquel mismo día se hicieron amigos entre sí Herodes y Pilato, porque antes estaban enemistados entre si.
Pilato entregó a Jesús a su voluntad
C. Pilato, después de convocar a los sumos sacerdotes, a los magistrados y al pueblo, les dijo:
S. «Me habéis traído a este hombre como agitador del pueblo; y resulta que yo lo he interrogado delante de vosotros y no he encontrado en este hombre ninguna de las culpas de que lo acusáis; pero tampoco Herodes, porque nos lo ha devuelto: ya veis que no ha hecho nada digno de muerte. Así que le daré un escarmiento y lo soltaré».
C. Ellos vociferaron en masa:
S. «¡Quita de en medio a ese! Suéltanos a Barrabás».
C. Este había sido metido en la cárcel por una revuelta acaecida en la ciudad y un homicidio.
Pilato volvió a dirigirles la palabra queriendo soltar a Jesús, pero ellos seguían gritando:
S. «¡Crucifícalo, crucifícalo!».
C. Por tercera vez les dijo:
S. «Pues ¿qué mal ha hecho este? No he encontrado en él ninguna culpa que merezca la muerte. Así que le daré un escarmiento y lo soltaré».
C. Pero ellos se le echaban encima, pidiendo a gritos que lo crucificara; e iba creciendo su griterío.
Pilato entonces sentenció que se realizara lo que pedían: soltó al que le reclamaban (al que había metido en la cárcel por revuelta y homicidio), y a Jesús se lo entregó a su voluntad.
Hijas de Jerusalén, no lloréis por mí.
C. Mientras lo conducían, echaron mano de un cierto Simón de Cirene, que volvía del campo, y le cargaron la cruz, para que la llevase detrás de Jesús.
Lo seguía un gran gentío del pueblo, y de mujeres que se golpeaban el pecho y lanzaban lamentos por él.
Jesús se volvió hacia ellas y les dijo:
+ «Hijas de Jerusalén, no lloréis por mí, llorad por vosotras y por vuestros hijos, porque mirad que vienen días en los que dirán: "Bienaventuradas las estériles y los vientres que no han dado a luz y los pechos que no han criado". Entonces empezarán a decirles a los montes: "Caed sobre nosotros", y a las colinas: "Cubridnos"; porque, si esto hacen con el leño verde, ¿que harán con el seco?».
C. Conducían también a otros dos malhechores para ajusticiarlos con él.
Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen
C. Y cuando llegaron al lugar llamado «La Calavera», lo crucificaron allí, a él y a los malhechores, uno a la derecha y otro a la izquierda.
Jesús decía:
+ «Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen».
C. Hicieron lotes con sus ropas y los echaron a suerte.
Este es el rey de los judíos
C. El pueblo estaba mirando, pero los magistrados le hacían muecas diciendo:
S. «A otros ha salvado; que se salve a sí mismo, si él es el Mesías de Dios, el Elegido».
C. Se burlaban de él también los soldados, que se acercaban y le ofrecían vinagre, diciendo:
S. «Si eres tú el rey de los judíos, sálvate a ti mismo».
C. Había también por encima de él un letrero: «Este es el rey de los judíos».
Hoy estarás conmigo en el paraíso
C. Uno de los malhechores crucificados lo insultaba diciendo:
S. «¿No eres tú el Mesías? Sálvate a ti mismo y a nosotros».
C. Pero el otro, respondiéndole e increpándolo, le decía:
S. «¿Ni siquiera temes tú a Dios, estando en la misma condena? Nosotros, en verdad, lo estamos justamente, porque recibimos el justo pago de lo que hicimos; en cambio, este no ha hecho nada».
C. Y decía:
S. «Jesús, acuérdate de mí cuando llegues a tu reino».
C. Jesús le dijo:
+ «En verdad te digo: hoy estarás conmigo en el paraíso».
Padre, a tus manos encomiendo mi espíritu
C. Era ya como la hora sexta, y vinieron las tinieblas sobre toda la tierra, hasta la hora nona, porque se oscureció el sol. El velo del templo se rasgó por medio. Y Jesús, clamando con voz potente, dijo:
+ «Padre, a tus manos encomiendo mi espíritu».
C. Y, dicho esto, expiró.
Todos se arrodillan, y se hace una pausa
C. El centurión, al ver lo ocurrido, daba gloria a Dios diciendo:
S. «Realmente, este hombre era justo».
 
Palabra del Señor

EVANGELIO DEL DOMINGO 3 DE ABRIL - Lecturas del Domingo 5º de Cuaresma - Ciclo C

Domingo, 3 de abril de 2022

Primera lectura

Lectura del libro de Isaías (43,16-21):

Esto dice el Señor, que abrió camino en el mar y una senda en las aguas impetuosas; que sacó a batalla carros y caballos, la tropa y los héroes: caían para no levantarse, se apagaron como mecha que se extingue. «No recordéis lo de antaño, no penséis en lo antiguo; mirad que realizo algo nuevo; ya está brotando, ¿no lo notáis? Abriré un camino por el desierto, corrientes en el yermo.

Me glorificarán las bestias salvajes, chacales y avestruces, porque pondré agua en el desierto, corrientes en la estepa, para dar de beber a mi pueblo elegido, a este pueblo que me he formado para que proclame mi alabanza».

Palabra de Dios

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Salmo
Sal 125,1-2ab.2cd-3.4-5.6
 
R/. El Señor ha estado grande con nosotros, y estamos alegres
 
Cuando el Señor hizo volver a los cautivos de Sión,
nos parecía soñar:
la boca se nos llenaba de risas,
la lengua de cantares. R.
 
Hasta los gentiles decían:
«El Señor ha estado grande con ellos.»
El Señor ha estado grande con nosotros,
y estamos alegres. R.
 
Recoge, Señor a nuestros cautivos
como los torrentes del Negueb.
Los que sembraban con lágrimas
cosechan entre cantares. R.
 
Al ir, iba llorando,
llevando la semilla;
al volver, vuelve cantando,
trayendo sus gavillas. R.

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Segunda lectura

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Filipenses (3,8-14):
 
Hermanos:

Todo lo considero pérdida comparado con la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor.
Por él lo perdí todo, y todo lo considero basura con tal de ganar a Cristo y ser hallado en él, no con una
justicia mía, la de la ley, sino con la que viene de la fe de Cristo, la justicia que viene de Dios y se apoya en la fe.
Todo para conocerlo a él, y la fuerza de su resurrección, y la comunión con sus padecimientos, muriendo su misma muerte, con la esperanza de llegar a la resurrección de entre los muertos.
No es que ya haya conseguido o que ya sea perfecto: yo lo persigo, a ver si lo alcanzo como yo he sido alcanzado por Cristo.
Hermanos, yo no pienso haber conseguido el premio. Sólo busco una cosa: olvidándome de lo que queda atrás y lanzándome hacia lo que está por delante, corro hacia la meta, hacía el premio, al cual me llama Dios desde arriba en Cristo Jesús.

Palabra de Dios

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Evangelio

Lectura del santo evangelio según san Juan (8,1-11):

En aquel tiempo, Jesús se retiró al monte de los Olivos. Al amanecer se presentó de nuevo en el templo, y todo el pueblo acudía a él, y, sentándose, les enseñaba.

Los escribas y los fariseos le traen una mujer sorprendida en adulterio, y, colocándola en medio, le dijeron:

- «Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en flagrante adulterio. La ley de Moisés nos manda apedrear a las adúlteras; tú, ¿qué dices?».

Le preguntaban esto para comprometerlo y poder acusarlo.

Pero Jesús, inclinándose, escribía con el dedo en el suelo.

Como insistían en preguntarle, se incorporó y les dijo:

- «El que esté sin pecado, que le tire la primera piedra».

E inclinándose otra vez, siguió escribiendo.

Ellos, al oírlo, se fueron escabullendo uno a uno, empezando por los más viejos. Y quedó solo Jesús, con la mujer en medio, que seguía allí delante.

Jesús se incorporó y le preguntó:

- «Mujer, ¿dónde están tus acusadores?; ¿ninguno te ha condenado?».

Ella contestó:

- «Ninguno, Señor».

Jesús dijo:

- «Tampoco yo te condeno. Anda, y en adelante no peques más».

Palabra del Señor

EVANGELIO DEL DOMINGO 25 DE FEBRERO - Lecturas del Domingo 2º de Cuaresma - Ciclo B

Domingo, 25 de febrero de 2024 Primera lectura Lectura del libro del Génesis (22,1-2.9-13.15-18): En aquellos días, Dios puso a prueba...