¡Oh! Sabio, radiante,
esplendente, amado Arcángel Jofiel, nuestras mentes y corazones están ávido de
penetrar en los laberintos insondables, misteriosos de la sublime ciencia del
conocimiento de la divinidad, de la potestad, del espíritu del Señor Dios que
nos creó, que nos guía y nos ama desde la cuna al ataúd.
Tú, amadísimo Arcángel Jofiel, ilumina nuestra senda con la luz de la eterna sabiduría, líbranos de la amenaza de la duda y la incomprensión, nutre nuestro espíritu con la cuota indispensable de sabiduría que nos conduzca seguros al edén prometido a los justos.
Porque es el Señor el que de la sabiduría y de El procede la ciencia y la sensatez, con la sabiduría se edifica la casa, con la inteligencia se consolida, así es la ciencia, la sabiduría para tu alma, si la adquieres tienes un porvenir y tu esperanza no será frustrada, Arcángel Jofiel, danos estos dones y protege a los que obran con justicia y equidad con prudencia y rectitud.
Ilumina mi entendimiento, ayúdame a conocerme a mí mismo, ayúdame a tener ideas propias, a pensar alto, a mirar profundamente, observar siempre y aprender de todos.
Nunca apartes de mí la humildad, y que sea mi bandera en todas partes, que camine con rectitud y que nunca me atrape la arrogancia.
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