Cristo Rey, tú eres nuestra paz. Mira nuestra Patria dañada por la violencia y dispersa por el miedo y la inseguridad. Consuela el dolor de quienes sufren.
Santo Espíritu Consolador, visita a las familias que lloran
la pérdida de sus familiares, víctimas inocentes de la violencia. Cúbreles con
el manto de tu divina misericordia. Que
encuentren en Ti la fuerza y el valor para continuar.
Mueve los corazones de los malos hermanos para que
reconozcan la maldad de sus acciones y vuelvan a la senda de la paz y el bien,
regrese el respeto por la vida y la dignidad de cada ser humano,
independientemente de su religión, origen o estatus social.
Da acierto a las decisiones de quienes gobiernan. Toca el
corazón de quienes olvidan que somos hermanos y provocan sufrimiento,
extorsión, secuestro y muerte.
Dales el don de la conversión para bien del país y de sus
propias almas. Protege a las familias, a nuestros niños, adolescentes y
jóvenes, a nuestros pueblos y comunidades. Extiende tu reinado social en toda
nuestra Patria.
Que, como discípulos misioneros tuyos, ciudadanos
responsables, sepamos ser promotores de justicia y de paz, para que en ti
nuestro pueblo tenga vida digna, reines tú y termine la violencia en toda la
nación mexicana.
Santa María de Guadalupe, intercede por tu pueblo ante tu
Divino Hijo, te imploramos.
Amén
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