Poderoso eres Señor que venciste todo lo malo para
liberarnos, te doy gracias por ser misericordioso con todos nosotros, ayúdame a
seguir mi vida de la mejor manera y que no sea en vano lo que has padecido por
nosotros, daré todo de mi para ser una mejor persona cada día.
Mi Señor resucitado, al comenzar este día quiero darte
gracias por tu gran misterio de amor y te suplico que me regales un poco de la
fuerza de tu Espíritu y lléname de la alegría de tu presencia.
Quiero vivir alegre celebrando el día de tu triunfo glorioso
sobre las tinieblas. El día en que destruiste la muerte, fueron rotas todas las
ataduras y la luz emergió victoriosa entre las penumbras.
Dame la valentía y la fuerza necesaria para aceptar tu
voluntad y poder ser así un verdadero testigo de tu amor y de tu resurrección,
comunicando al mundo que la oscuridad y la muerte han sido vencidas en Ti.
Aquellas lágrimas derramadas a los pies de tu cruz, hoy se
convierten en gozo. Tu historia de salvación se hizo eterna. Nos has abierto
las puertas del Cielo con esta perfecta obra de amor de la que me hiciste
parte.
Puedo decir con entera satisfacción que no he amado a una
persona muerta, sino que sigo amando a un corazón vivo y que sigue derramando
su misericordia y perdón a todos los que quieran volver sus rostros a Ti.
Oh Señor, no permitas que la llama de la fe y el poder de tu
cruz se disminuya en mí y termine apagándose, por el contrario, ayúdame a
mantenerla viva con la esperanza puesta en tu amor.
Tú eres mi refugio y consuelo, por eso, sabiéndote vivo y
presente, recurro al poder reconciliador de tu amistad para que repongas mis
fuerzas.
Ayuda ahora a mi corazón a que salga de la oscuridad de sus
vicios y resucite a una nueva vida haciéndote mi Señor, mi Rey y mi Salvador.
Amén
No hay comentarios.:
Publicar un comentario