Orar a la Virgen de Guadalupe con mucha fe es maravilloso, pues encontramos las mejores respuestas en tiempos de angustias, te compartimos esta oración para que lo tengas siempre presente y converses de una manera única con la Virgen Morena.
Virgen Santísima de Guadalupe, Madre de Dios, Señora y Madre
nuestra. Venos aquí postrados ante tu santa imagen, que nos dejaste estampada
en la tilma de Juan Diego, como prenda de amor, bondad y misericordia.
Aún siguen resonando las palabras que dijiste a Juan con
inefable ternura: "Hijo mío queridísimo, Juan a quien amo como a un
pequeñito y delicado," cuando radiante de hermosura te presentaste ante su
vista en el cerro del Tepeyac.
Haz que merezcamos oír en el fondo del alma esas mismas
palabras. Sí, eres nuestra Madre; la Madre de Dios es nuestra Madre, la más
tierna, la más compasiva. Y para ser nuestra Madre y cobijarnos bajo el manto
de tu protección te quedaste en tu imagen de Guadalupe.
Virgen Santísima necesitamos de protección y de tu
fortaleza, para eliminar las angustias, ser más comprensivos, tolerantes,
pacientes, humildes, sencillos, personas de bien para seguir viviendo
adecuadamente, así como nuestro Señor nos lo pide.
Confiamos plenamente en tu intervención en cualquier problema
como hijos tuyos, confiamos en la paz que nos traes, la confianza que
necesitamos para no ser inseguros ante las circunstancias que se nos presentan
en el diario vivir.
Virgen Santísima de Guadalupe, muestra que eres nuestra
Madre.
Defiéndenos en las tentaciones, consuélanos en las
tristezas, y ayúdanos en todas nuestras necesidades.
En los peligros, en las
enfermedades, en las persecuciones, en las amarguras, en los abandonos, en la
hora de nuestra muerte, míranos con ojos compasivos y no te separes jamás de
nosotros.
Amén
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