¡Cuántas veces me he enfrentado a situaciones de las cuales parece no haber salida o escapatoria! Problemas que llegan a abrumarnos de tal manera que no podemos pensar en una manera para solucionarlos. ¿No te ha pasado?
Es en esos momentos cuando recurro a la Palabra de Dios, que
me dice: “Por eso, alégrense, aunque sea necesario que por algún tiempo tengan
muchos problemas y dificultades. Porque la confianza que ustedes tienen en Dios
es como el oro: así como la calidad del oro se prueba con fuego, la confianza
que ustedes tienen en Dios se prueba por medio de los problemas.
“Yo pido a Dios que te bendiga, y tú pide a Dios que bendiga
a aquel ser humano que no conoces, pero que está atravesando por una situación
similar a la tuya, o aún más grave. Y unidos en el espíritu a Jesús, levantemos
nuestra voz a Dios:
Padre eterno, dador de amor y bondad, de paz y fortaleza.
Santo Dios fiel y verdadero, mira a mi hermano y a mi hermana que desde el
fondo de su corazón gritan en desesperación por una respuesta. TÚ ERES EL DIOS
DE LOS MILAGROS, el que abre camino en medio de la mar y que levanta al pobre y
al necesitado.
Te pedimos que tu maravillosa luz llene la vida de aquel que
te necesita, de aquel que en este momento está clamando por una respuesta.
Señor, da libertad, sanidad, quebranta el poder del enemigo. Saca a mis
hermanos de toda confusión, abre los ojos de los hijos para que se vuelvan a
sus padres, sea desecha toda división familiar.
Sana a niños que estén sufriendo en los hospitales. Sana a
aquellas personas que sufren de una aflicción que atenta contra sus vidas.
Especialmente en este día, te pedimos que des fuerza, entereza, paz y
multipliques la alegría de (nombre de la persona aquí). Da sanidad completa a
su cuerpo.
Ponemos todas estas peticiones ante ti Padre, en El Santo
Nombre de tu Hijo, Jesús.”
Amén
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