Padre mío, te doy las gracias. Tú no me das una piedra cuando te pido pan.
Jamás lo harías porque eres un padre amoroso.
Padre mío, te doy las gracias porque tienes contados
todos los cabellos de mi cabeza, de manera que hasta las cosas más pequeñas
pasan por tus manos y han de bendecirme y hacerme bien.
Padre mío, te doy las gracias porque soy tu hijo, y por
eso ningún bien puede faltarme.
Padre mío, te doy las gracias porque eres el Padre
misericordioso y el Dios de todo consuelo.
Tu corazón me abre las puertas cuando estoy en necesidad.
Padre mío, te doy las gracias porque tu corrección no es
más de lo que puedo soportar.
Padre mío, te doy las gracias porque tú sabes lo que es
bueno, saludable y beneficioso para mí, por eso sé que la forma en que me guías
siempre es la mejor para mí.
Padre mío, te doy las gracias porque escuchas cada
petición de tus hijos y ninguna de sus oraciones son desoídas.
Padre mío, te doy las gracias por ser el mejor de los
padres, compasivo, clemente y lleno de bondad y paciencia con tu hijo.
Padre mío, te doy las gracias porque nada puede
sucederme, excepto lo que tu permitas, porque todo viene de ti y lo usarás para
mi bendición.
Padre mío, te doy las gracias por alegrarte de hacer el
bien a tus hijos.
Muchas gracias porque puedo contar contigo en todas mis
necesidades.
Padre mío
¿Quién me ama como Tú?
¿Quién me cuida como Tú?
¿Quién me guía por el camino correcto cómo? Tú
¿Quién me sobrelleva con la misma paciencia que Tú?
¡Nadie en la tierra, ni ahora ni en la eternidad!
Amén
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